Las artimañas de las empresas alimentarias para escapar de la Ley de Etiquetado Frontal
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Belen Nuñez es coordinadora de salud en "SANAR", una ONG sin fines de lucro que trabaja en la promoción de la salud, mitigación de factores de riesgo y día a día luchan por los derechos de la salud, alimentación e información de las personas. Es licenciada en nutrición, investigadora y la cara visible en los medios sobre la ley. Ella fue quien impulsó el proyecto de la Ley de Etiquetado Frontal a través de SANAR, actualmente continúa luchando para que esta ley se ejecute de forma eficiente y logre su principal objetivo de una mejorar la alimentación de los argentinos. En esta entrevista, Belen profundiza sobre el comportamiento de las empresas productoras de alimentos ante la ley y cuáles fueron las trampas que utilizaron para vulnerarla, evadirla y hasta quebrantarla.
¿Cómo reaccionaron las empresas ante la Ley de Etiquetado Frontal? ¿Opusieron resistencia, se amoldaron en un primer momento, etc? ¿Conoces algún caso puntual?
Obviamente las empresas no quieren ver afectadas sus ventas, el interés primordial de ellos es vender y no alimentar. Ya sabemos que la autorregulación por el lado de las empresas nunca funcionó, entonces ellos tienen una serie de artilugios que van utilizando en todo el período de la producción de una política pública. Nosotros venimos teniendo estas interferencias desde el período legislativo. Desde que, por ejemplo, desestimaban el efecto de la ley, producían evidencia científica sesgada porque ellos pagaban a la ciencia para que les hagan hablar bien de sus productos ultraprocesados. Entonces en ese contexto, en el período legislativo, hubieron muchas interferencias y obviamente cuando salió la ley siguieron estando las mismas para retrasar la reglamentación.
También apareció la COPAL, que es la Cámara que agrupa a todas las industrias alimentarias, y había hecho una carta defenestrando la ley. Básicamente mencionaba que había inconstitucionalidad en un montón de artículos que estaban mal hechos, y esa carta, llena de falacias obviamente, la enviaron a todos los gobernadores de todas las provincias, cosa de obstaculizar la implementación de la ley. En fin, son un montón de estrategias, de litigios que van poniendo sobre la marcha.
Después, en lo que es el etiquetado frontal, hubo un montón de incumplimientos, muchísimos. Los que más empezaron a aparecer son los dobles frentes. El etiquetado es frontal, es decir, tiene que estar en el frente. Lo que hicieron fue generar una doble etiqueta, sobre todo en las Coca-Cola, las gaseosas fueron las primeras en implementarlo. Ponían el logo de Coca-Cola bien grande, y del otro lado, el logo de Coca-Cola un poco más chico, con los sellos y la denominación de venta. Entonces, cuando el repositor, va a acomodar los productos en la góndola, pone mirando al frente el logo de Coca-Cola bien grande. Sin embargo, la cara principal donde estaba la denominación de venta, la marca, etcétera, que tiene los sellos, la pone mirando para atrás. Ese es un engaño, porque generaron un doble frente y la ley es bien clara con esto. Dice que, en caso que el producto tuviese un doble frente, los sellos tenían que ir de los dos lados. Esto fue el puntapié inicial para que un montón de productos terminaran haciendo lo mismo. Hoy en día hay un montón de productos que tienen doble frente.
Además, la ley establece la ubicación, el tamaño que tienen que tener los sellos según la dimensión del envase. Para los envases que son cuadrados, por ejemplo, tiene que estar arriba y a la derecha. Bueno, los sellos los pusieron donde quisieron, no cumplieron con la ubicación y el tamaño.
Hubieron otros tipos de incumplimientos, por ejemplo, la línea de gallo saludable que tiene como el chocoarroz, unas obleas, los snacks de arroz, eso. Lo que hicieron fue poner una aclaración de que el sello de exceso de calorías era si te comías 4 chocoarroz al día. Esto es mentira porque el sello de calorías mide la densidad calórica del producto, no importa la cantidad de gramos que comas, tiene exceso de calorías así te comas medio alfajor, 1 alfajor o 20 alfajores.
Después lo que hicieron también es esto de los QR que está prohibido, dentro de la parte más de regulación de lo que es publicidad, promoción y patrocinio, cualquier producto que tenga al menos un sello de advertencia no puede generar incentivos, no te puede llevar a navegar en las páginas de ellos, prometerte obsequios, prometerte regalos, participar en algún concurso, entonces todo esto que son incentivos de los códigos QR no podían estar. Por ejemplo, en los lácteos, toda la línea de Danone y de La Serenísima en lo que son quesos y yogures sobretodo, tienen el código QR que te llevaba a conocer más productos o a información sesgada de la ley, así que esto de los QR era otro incumplimiento.
Tampoco respetaron no poner claims, que en el código alimentario argentino se llama información nutricional complementaria, son como mensajes de beneficio que te incentiva a comprar el producto. Cuando vos tenés un producto que tiene un exceso de algo, no podés decir "es rico en calcio", "te va a ayudar a tener huesos más fuertes", "esto es light", etc. Todos esos claims desaparecen porque si no para el consumidor es súper confuso, por un lado te advierte que hace mal y por el otro te está vendiendo con el packaging algo que te incentiva a comprarlo.
¿Cómo se controla la doble cara, las promociones, etcétera en las góndolas de los supermercados? ¿Quién se debería encargar?
Incumplimientos hubieron un montón, tenemos mecanismos para denunciarlos, tenemos lo que es defensa al consumidor. En la página que se llama ventanilla federal única vos registras el incumplimiento y eso después pasa a la dirección de defensa al consumidor que hace la investigación al respecto y si tiene que imputar a las empresas las imputa. Hasta ahí más o menos viene funcionando, el tema es que la parte de las sanciones todavía no está bien del todo y la fiscalización es escasa, la fiscalización está en manos de la autoridad de aplicación que vendría a ser el Ministerio de Salud de la cual depende ANMAT y dentro de ANMAT está el INAL que es el Instituto Nacional de Alimentos que contiene ma todas las bromatologías de todas las provincias y ellos son la gente que tiene que fiscalizar en góndola que se esté cumpliendo, también autorizar las declaraciones juradas que las industrias mandan cuando tienen que inscribir un producto y ponerle los sellos respectivos. Todo eso viene un poquito flojo.
¿Cómo es el proceso de control de aplicación del sello en las empresas? ¿Quién se encarga de regular y aprobar su aplicación? ¿Es posible que una empresa declare otros valores en la información nutricional que no son los reales?
Sí, es posible y sucede. El INAL, que es el Instituto Nacional de Alimentos, está bajo la órbita de ANMAT, y este INAL es el que se encarga de hacer la vigilancia alimentaria de todo el país, donde las bromatologías le rinden cuenta al INAL y ellos hacen los estudios de fiscalización, reciben las quejas, sacan productos del mercado, es como que ellos se encargan de hacer toda esta vigilancia de que se cumpla el Código Alimentario Argentino, está bajo el ala de ANMAT. La ANMAT, que es la autoridad de aplicación, crea el sistema de sellos y advertencias nutricionales y lo pone a disposición para las empresas a través de esta calculadora de sellos. Esta herramienta es lo que les permite hacer los cálculos a las personas que van a inscribir un producto para saber si le corresponde o no el sello según los criterios que establece la ley. En este mismo sistema de sellos de advertencias nutricionales también hay un gestor de las declaraciones juradas y otro para tramitar la solicitud de las prórrogas. Todo este sistema es de aplicación federal, alcanza a todos los productos que se comercialicen en todo el territorio nacional. Esto viene porque se desprende de la adhesión de todas las provincias ya que pertenece una ley grande, que es la 18.284, que es la del Código Alimentario Argentino, como una Biblia que tenemos para saber cómo se produce, qué se comercializa todo de los alimentos. Ahí están todas las disposiciones higiénico-sanitarias, bromatológicas, de identificación comercial que regulan la producción, elaboración y la circulación de los alimentos en el país. Después es competencia de ANMAT llevar adelante estos procesos de autorización, de registro, de vigilancia, de fiscalización de los productos. Eso va por un decreto aparte que se llama 1490. Esto es para todo el país. Sin embargo, lo que queda es que este Sistema Nacional de Control de Alimentos que está establecido para que se cumpla el Código Alimentario Argentino, que incluye lo del etiquetado frontal, mejore un poquito el tema de la fiscalización, porque las bromatologías que están en cada provincia a veces tienen falencias, tienen falencias porque tienen poca cantidad de gente, porque tienen pocos recursos, porque no tienen mucha cantidad de laboratorios que les hagan los análisis, porque no hay mucha capacidad técnica, porque quizás no fueron capacitados del todo. Es decir, las bromatologías están medio empobrecidas, están constituidas por generalmente personas del Ministerio de Salud, pero puede haber gente del Ministerio de Producción, Ministerio de Industria, Ministerio de Comercio, como que son ahí medio variadas, pero en general predomina lo que es de salud, pero ya les digo hasta hace poco se estaba capacitando a las bromatologías y no solamente que pueden tener conveniencia con la industria alimentaria como tiene el INAL, sobre todo la cabeza del INAL que se llama Mónica López, es una persona llena de conflictos de interés, sino que además no tienen demasiado alcance para fiscalizar todo lo que se está hoy poniendo con sellos, faltan inspectores, no logran tener una buena fiscalización y eso es una lástima para controlar lo de la ley. De hecho la ley tiene un artículo que prevee que haya un registro de infractores, eso todavía ni lo hicieron, ni lo hicieron y cuando uno les pregunta, manda pedidos de acceso a la información respecto de si ya multaron empresas o algo por el estilo, no hay respuesta todavía. Así que la fiscalización es una pata floja, por eso nosotros desde la sociedad civil estamos colaborando en hacer reportes ciudadanos de incumplimientos, en utilizar esta herramienta de ventanilla única federal para hacer denuncias, a ver si con eso colaboramos un poco y metemos presión para que el estado controle.
¿Hasta qué fecha o período tienen o tenían las empresas para aplicar la Ley en sus productos? ¿Qué pasa con los envasados que todavía no tienen sello? ¿deberían retirarse de la góndola?
La ley tiene varias etapas de implementación y también se les dan distintos tiempos según el tamaño de la empresa. Obviamente, una empresa grande tiene muchísima más espalda para cambiar sus etiquetas, sus envases, sus rotulados, etcétera. Y una empresa chica, una PyME, por ejemplo, pequeñas y medianas empresas, necesitan por ahí un tiempito más porque obviamente la logística es un poco más compleja para los que tienen poquita espalda. Entonces, ahí cambiaron las fechas. Las grandes empezaban en agosto y si pedían una prórroga, empezaban en febrero del 23. Las chicas empezaban en febrero del 23 y se les podía dar una prórroga hasta agosto del 23. Ahora todas están en obligación de implementarlo. ¿Pero qué pasa? La ley establece que todo lo que esté en stock no se tiene que retirar de la góndola, no se tira a la mercadería. Entonces, por muchos meses vivimos y todavía yo creo que por eso todavía convivimos con productos con y sin sellos. Puede ser que algunos sean productos que se elaboraron antes de que las empresas pusieran en vigencia esto y puede ser que haya productos que no están cumpliendo con la ley. Lamentablemente es algo que no podemos discernir porque la fecha de elaboración de los productos no es una obligación ponerla en los envases. Hay algunos que la muestran y otros que nada más te muestran el número de lote. Si estuviese la fecha de elaboración, es súper fácil de darse cuenta si cumple o no cumple. Sin embargo, al tener solamente el número de lote, es más complejo, porque tendríamos que hacer un pedido para ver cuándo fue producido eso. Entonces, ahí hay un gris importante en estos momentos en los que todavía convivimos con productos sin sellos.
Pero no, no se pueden sacar de la góndola. Lamentablemente no. Después otra trampita que hubo, esto es hilando muy, muy fino. La ley ponía estas fechas de comienzo de exhibición de sellos. Sin embargo, ANMAT, cuando hace este manual de aplicación de los sellos, dice que no es la fecha de exhibición de sellos, sino de que la empresa empiece a producir mostrando los sellos. Entonces, ya no es lo mismo, porque una cosa es mostrar los sellos desde el 20 de febrero, por ejemplo, y otra cosa es empezar a producir para después mostrar los sellos. Esta es una interpretación tramposa que hizo ANMAT.
Respecto de la falta de información, cuando no nos quisieron decir a quién le habían dado prórroga, ni siquiera con los pedidos de acceso a la información, ni siquiera a través de la agente defensoría del pueblo, los que dicen que no son los de ANMAT. Si bien INAL recibía las solicitudes de las empresas pidiendo la prórroga y eran quienes decían a vos te la doy y a vos no, los que niegan la información son los que están por encima de INAL, que es ANMAT. Con los registros de infractores, es así. El decreto establece que las bromatologías, ya sean de provincias, de Ciudad de Buenos Aires, las bromatologías de todo el país, cuando van fiscalizando, tienen que reportarle al Ministerio de Salud, que es la autoridad de aplicación, estas infracciones. Y entonces el Ministerio de Salud, con esa información que le proveen las bromatologías que están fiscalizando en las jurisdicciones, hacen este registro de infractores, que hasta ahora no hay ninguna novedad de que hayan empezado a hacerlo.
El producto con Nueva Receta de Nesquik "100% libre de sellos" tiene un 41,6% de azúcares añadidos (lo cual supera a los valores que establece la ley por más de un 30%), ¿por qué aún así se promocionan como libre de sellos si, en este caso, debería tener el octógono de "exceso de azúcares"?
Nesquik, junto a otros ultraprocesados, han reformulado para sacarse sellos de encima. Supongamos un jugo en polvo, necesita agua para reconstituirse y recién con el producto reconstituido ahí se evalúa los nutrientes para ver si le corresponde un sello o no. Con el jugo en polvo no pasa absolutamente nada porque nadie va a consumir un Tang a cucharadas, un Clyde a cucharadas, es la única función que se la puede diluir en agua y no queda otra opción. Sin embargo, lo que es Nesquik, está el valor del producto en polvo solo y después el valor de 10 gramos de Nesquik junto a 190 mililitros de leche, que vendría a ser como una dilución estándar. Cuando se diluye ahí con la leche, ahí uno ya sabe que los valores que estaban súper concentrados ahora se diluyen, por ejemplo, del azúcar en un cacao puro disminuyen porque tenés más volumen de producto. Entonces ahí es donde ellos se sacan los sellos de encima porque dicen que ese producto siempre se va a consumir con 190 mililitros de leche. Sin embargo, en la realidad esto no es así, porque el cacao lo tenemos como para otras funciones. Yo con cacao puedo hacer un postre, puedo hacer un helado, puedo hacer una torta, puedo hacer una galletita. Hay gente que, a mí no me gusta, pero hay gente que se lo come a cucharadas también y entonces ahí uno se estaría consumiendo un exceso enorme de azúcares o de calorías provenientes de los azúcares cuando este cacao no se utiliza como la tablita lo muestra. Entonces ahí me parece que es una trampilla que han hecho en esto de considerar el producto diluido cuando en realidad el cacao se puede consumir de otras formas que sea sin la dilución en la leche.
Hay productos que están al borde del sello, esa diferencia que hay entre un 8% o 9% con respecto al 10% que delimita lo que tiene sello y lo que no, ¿es relevante? ¿Hay estrategias para llegar al límite para que no pase por sello?
Las industrias tienen la opción de reformular los productos, de hecho es lo que se busca, que las industrias mejoren esta oferta porque si no nos siguen enfermando, entonces ellos tienen la posibilidad de reformular y en la experiencia de otros países han reformulado gran parte de esto porque también la gente empieza a demandar productos más sanos, entonces ellos también se van acomodando a la demanda. Obviamente lo que van a tratar de preservar es el sabor, todo lo que es la palatabilidad del producto para que siga gustando, para que siga siendo rico, para que, cuando las personas lo comen, necesiten comer más y no puedan parar de comer ese tipo de productos, entonces tienen toda una maquinaria tecnológica enorme para reemplazar azúcares, grasas o sal por otros aditivos que pueden dar la misma función. Entonces vos tenés un postrecito lácteo que es ultraprocesado y que para sacarse ellos de encima, le agregan un montón de aditivos que van a lograr ese mismo sabor, esa misma palatabilidad, pero no deja de ser un ultraprocesado que encima ahora tiene más químicos aún, entonces no siempre las reformulaciones son benéficas porque por más que le saquen por ejemplo, azúcar, quizás le están agregando otros químicos.
El caso de algunos yogures o postrecitos lácteos sobre todo los que son para chicos, como están formulados con leche y el azúcar de la leche se llama lactosa, cuando la industria le agrega una enzima que se llama lactasa, esta enzima dentro del producto va a desdoblar la lactosa. Esto quiere decir la lactosa está compuesta por dos azúcares: la glucosa y la galactosa, cuando yo le agrego esa enzima lo que logro es romper la lactosa y queda la glucosa y la galactosa simple está ahí dando vueltitas y eso endulza muchísimo más el producto sin levantar el valor de los azúcares. Entonces, han encontrado bastantes sustitutos de los nutrientes críticos para reemplazarlos y no afectar el demasiado el sabor de los productos reformulados.
Es una de las tantas estrategias en donde la industria lo que hace es empezar a reemplazar esos nutrientes críticos por otras sustancias. La gente que tiene intolerancia a la lactosa, los productos que son sin lactosa, es porque tienen lactasa. Ya hay líneas de quesos, de yogures, de leche sin lactosa, entonces se le pone esa enzima para que la gente que no tiene tolerancia la pueda digerir mejor. Pero en este caso, la función no es para mejorar la digestión, sino para que aumente el sabor dulce. Entonces es como que siempre estamos rondando lo mismo, esa palatabilidad de necesitar todo súper, súper endulzado, porque es de la forma en la que ellos tienen más adeptos. Cuando uno consume mucho dulce, se activa todo lo que son los circuitos de placer, el sistema de recompensa, hay una hormona que se llama dopamina, que es la que nos da mucho placer en ese sentido, y se genera todo esto del estímulo que todo el tiempo uno termina necesitando de comer todo dulce, y en el caso que comas un yogur natural sin azúcar, te resulta ácido. Todos esos sabores ácidos, amargos, agrios, generan un rechazo porque uno está todo el tiempo acostumbrado a comer dulce. Entonces, no todas las reformulaciones son las mejores por el simple hecho de que terminan agregando aditivos químicos conservantes, que algunos ya están demostrados que tienen bastantes consecuencias para la salud, algunos son hasta carcinógenos, pero bueno, lamentablemente la ley le falta todavía avanzar en crear evidencia respecto al sobreconsumo de aditivos que estamos teniendo. En este caso, la lactasa no sería algo dañino, pero sí es algo estratégico para seguir estimulando el dulce en los paladares de las personas.
Igualmente hay a mí algo que nunca me deja tranquila, que es una falencia que tenemos en el código alimentario argentino que es que, cuando yo quiero inscribir un producto ante la bromatología que me corresponde según donde lo produzco, a mí sólo me piden una declaración jurada por escrito que diga bueno yo te voy a presentar esta galletita y yo te digo que tiene tanto de hidratos de carbono, tanto de proteínas, tanto de grasas, o sea yo te declaro escribiendo cuántos ingredientes tiene y hago mi tabla nutricional y te la entrego, pero esa declaración es meramente por escrito pero no lleva un análisis químico de respaldo, no es que yo te presento un estudio y te digo mira analicé en un laboratorio y esto tiene tal cantidad de ingredientes, no como que es solamente declarar, no hay un estudio químico que respalde esta declaración, si bien el INAL que es este Instituto Nacional de Alimentos hace fiscalizaciones, la cantidad de fiscalizaciones que hace son muy chicas en comparación con el universo de ultraprocesados que tenemos.
Por dar un ejemplo burdo es como si hiciera 1.500 análisis en un año cuando nosotros tenemos 80 millones de ultraprocesados producidos en un año. Es una proporción absurda lo que ellos fiscalizan y también no hay demasiada información respecto a si los multan o no.
Para inscribir un producto no se realiza una analítica, se hace una declaración jurada por lo que está conformado el producto. Hay algunas especificaciones donde se lleva una analítica, por ejemplo, si voy a inscribir un suplemento que digo que tiene determinados beneficios, lo tengo que llevar con una analítica, o si quiero que en mi producto esté el sellito es sin gluten, eso llevo una analítica para rastrear que efectivamente no haya restos de gluten en el producto, son cosas muy específicas.
El tema es que la gente que elabora y modifica este Código Alimentario Argentino es la CONAL, es la Comisión Nacional de Alimentos. Es un ente que está conformado por muchísimas personas. Hay representantes de nación, representantes de las 24 jurisdicciones con sus bromatologías, hay representantes de SENASA, hay representantes de ANMAT. Bueno, es un zoológico de gente, ponele que estará conformado por 80 personas suponete, pero hay mucha industria friendly ahí adentro, hay bastante conflictos de interés también y hay bastante representación de los ministerios de producción, de industria. Entonces, son un poco flexibles ante estas modificaciones que juegan más a favor de la industria que a favor de la salud pública.